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13 nov 2013

St. Cirq La Popie. MIDI-PYRÉNÉES 7



19. Agosto. 2012


Nuevamente en ruta, ahora nos movemos por carreteras comarcales con el asfalto más deteriorado aunque con calzadas anchas, circulando despacio se va muy bien, además los lugares por los que nos lleva el navegador son suficientemente bonitos para hacer que el trayecto sea muy ameno. Habíamos oído que las carreteras para llegar a St. Cirq La Popie podían tener problemas de estrecheces para las autocaravanas, así que íbamos con cierto desasosiego; posteriormente pudimos comprobar que  no era para tanto y nuestros temores se fueron disipando. 


Llegamos por  la D8 a un cruce junto a un puente,  girando a la izquierda empezamos a subir hacia St. Cirq que ya divisamos encaramado allá a lo lejos. En el trayecto, pasamos por varios aparcamientos y vamos entrando en uno y otro  pero todos son de pago excepto uno que se encuentra muy alto y muy desnivelado.


 Decidimos seguir el plan que traíamos,  buscar primero el lugar de pernocta dejando para mañana la visita.  Encontramos un área junto al río pegado a un camping, bien señalizado. 7€ la pernocta pero estaba a rebosar, además las aglomeraciones que vimos en todo el entorno nos echaron para atrás. Decidimos seguir los consejos que habíamos encontrado en el relato del blog de Conrad  “Como ser campistas y no morir en el intento”, saliendo por la D662 en dirección a Cahors, hay otra área mucho más tranquila a unos  siete kilómetros,  en la localidad de Bouziès.  En este tramo sí que nos encontramos varios túneles con límite de altura, uno de ellos de 3,10m. por el centro,  por lo que por los laterales sería algo menor, así que con el intermitente izquierdo puesto, fuimos atravesando por el medio de la calzada, por si las moscas. 


Al cruzar por un puente que deja esta carretera para entrar en el pueblo a nuestra izquierda, nos encontramos con una dificultad. Primero porque el giro no tenía ángulo suficiente para entrar de una sola vez,  tuvimos que hacer varias maniobras  adelante y  atrás para situarnos frente al puente, pero es que después nos encontramos con que el ancho de la calzada era justo el mismo del tren trasero de la autocaravana; las aceras, elevadas a ambos lados  estaban delimitadas por unas protecciones de hierro en sus bordes, por lo que  la mas mínima imprecisión al seguir la línea recta significaba arañar los laterales de los neumáticos con el borde metálico. Circulando muy, muy despacio, desembocamos al otro lado del río, a las afueras de Bouziès.


 Donde el tomtom nos sitúa, no vemos área por ninguna parte pero  un poco mas a lo lejos, divisamos  la silueta de varias autocaravanas estacionadas junto al río y debajo de una frondosa arboleda. Al llegar damos varias vueltas entre ellas y localizamos un espacio estupendo. N 44º 28' 57" E 01º 38`46". Todas las Ac. aparcadas tienen sus "trastos" de acampada desplegados, sin embargo no se oye ni una mosca, el ambiente es apacible. Un idílico lugar donde disfrutar de los anhelos de cualquier viajero sin prisa .  Acampar junto a un río en medio de la foresta mas exuberante que a pesar de encontrarse  invadida por los urbanos humanos, éstos se saben comportar, esta todo limpio.


 Parece una perogrullada pero algo tan sencillo como éste nivel de educación, en nuestro país está totalmente olvidado si es que en algún momento existió. Conocemos muchos lugares en España a los que inevitablemente se ha tenido que limitar, cuando no prohibir  el acceso a las chusmas de "humanoides" por no saber comportarse con el entorno. Una pena,  pero continúa siendo una triste realidad, no obstante todo puede tener su porqué aunque no salte a la vista en primera instancia: Por la mañana, cuando el sol aún no se había levantado, Flor se asomó por la ventana y vio como un joven con chaleco del ayuntamiento portando una bolsa y un pincho  iba recogiendo una colilla aquí, un minúsculo papelillo allá, es decir Los ayuntamientos destinan un presupuesto para mantener los lugares impolutos.

 Y aquí nos asalta la duda, ¿Estarían nuestros entornos mas limpios si existiese algún mantenimiento por parte de los correspondientes responsables?  O simplemente la gente, incluidos los, en sus orígenes civilizados turistas, cuando nos visitan  se limitan a imitarnos. Parece que un poco mas de porquería donde ya existe un basurero no se nota, si además se limitan los servicios de limpieza o no existen, no es extraño encontrarnos con los vertederos que sufrimos en tantos sitios de nuestra geografía. Un ejemplo muy gráfico. 
De todos modos, en el momento que escribo esto,  en que cada mañana  nos ahogamos en noticias  de los desmanes económicos de ayuntamientos  y demás administraciones con un ejército de personajes caciquiles y corruptos. Como diría la vieja Morla en “La historia interminable”  esto “no tiene importáaaaancia “.


Volviendo al momento de nuestro relato en las orillas del Lot, sacamos sillas y mesa, una densa sombra hace innecesario desplegar el toldo. Nos sentimos en la gloria; por el río navegan apaciblemente embarcaciones de recreo de todos los tamaños.


 Después de un ligero refrigerio nos vamos a dar una vuelta por los alrededores. En el camino que bordea el río  vemos un letrero  informando  que por él hay 4,5 kilómetros hasta  St Cirq la Popie.  Senderistas, ciclistas e incluso escaladores utilizan los abruptos cortados que se  encuentran a lo largo del  sendero para ejercer sus aficiones;  pero lo dicho, a pesar de la intensa utilización de estos espacios , la tranquilidad, el sosiego, el silencio, imperan por todas partes.


Decidimos visitar  St Cirq la Popie  mañana desde este lugar recorriendo este camino tan prometedor  y de paso no tendremos que mover la autocaravana.  Se nos antoja un plan ideal.



20. Agosto. 2012

Después de una noche serena, nos levantamos temprano. Un buen desayuno y preparamos las mochilillas  para llegar caminando hasta St. Cirq la Popie. Ya desde muy temprano nos amenaza cierta temperatura  y una humedad que no conseguimos ahuyentar de nosotros, no obstante los primeros kilómetros los hacemos plácidamente. El camino transcurre siempre junto al río,  por su margen izquierda  amenizado por  el constante  ir y venir de las embarcaciones que tienen que salvar  los diferentes niveles que tiene el río en dos ocasiones  a través de unas esclusas, proporcionándonos un motivo mas para detenernos a observar las curiosas  maniobras y el funcionamiento de las esclusas.


 Mas adelante nos topamos con una zona donde el camino está excavado en la vertical del acantilado muy cerca del agua. Unos bonitos paneles tallados en la roca  viva,  adornan  toda la pared  de la excavación. Detallistas los franceses. 
Continuamos el camino empezando a sospechar que tiene bastante mas de los cuatro kilómetros y medio que anunciaba el cartelito, atravesamos un trozo de carretera y luego unas explanadas a pleno sol que nos comienza a castigar sin misericordia. Vemos  la ciudad que tenemos cerca pero muy arriba encaramada en lo mas alto de los promontorios que hay por aquí con lo que intuimos que algún camino con mucho desnivel debe existir desde el río hasta alcanzar el núcleo medieval. Y efectivamente, vemos que así es cuando nos topamos con uno, perfectamente indicado, que abandonando la senda por donde hemos venido se encarama, serpenteando con dureza, por las laderas del bosque en unos impresionantes desniveles hasta las afueras de St Cirq.


Sabiendo cómo hay que afrontar estos desniveles, nos los tomamos con tranquilidad y poco a poco vamos ganando altura dejando el río a nuestros pies  deteniéndonos para la contemplación de unos paisajes preciosos y para la recuperación del resuello acelerado a tope a pesar de que subimos despacio y es que  la edad no perdona.  Cuando llegamos a la altura de las primeras edificaciones vamos sudando como si hubiésemos salido de una piscina.


Descansamos nuevamente  y aprovechamos para contemplar complacidos el espectáculo majestuoso y precioso que desde aquí podemos admirar. Es un conjunto armonioso entre una naturaleza que se muestra exuberante con pequeños núcleos urbanos salpicados  perfectamente integrados y que no desentonan de una visión que parece un lienzo de los maestros impresionistas.


Arriba ya,  nos encontramos con el conglomerado de casitas y calles que han conservado muy bien el antiguo trazado y aspecto medieval, todas ellas en continuos desniveles distribuyendo el ir y venir de un importante enjambre de turistas que a estas horas buscan acomodo en los muchos establecimientos gastronómicos que sin estridencias de carteles etc,   pululan por todo el pueblo. 


A los que la hora de comer nos ha pillado un poco lejos de "nuestro restaurante favorito", se nos impone la necesidad de buscar una solución ligera y sin esperas ni aglomeraciones a ser posible. 
Nos fijamos en un local donde venden bocadillos y "sandwiches"de muchas variedades y nos decidimos a comprar algo para tomar sentados en alguna sombra. La operación se convierte en misión casi imposible porque a pesar de que solo tenemos delante un par de familias,  no demasiado numerosas, solo hay una persona atendiendo, no tiene previamente preparado absolutamente ningún bocadillo y  además parece poco avezada en su trabajo, la multitud de familias se van acumulando , al final, mas de una hora tuvimos que esperar para ver en nuestras manos por fin  una especie de seudónimo de bocadillo de pollo, escaso y para colmo aquello carecía completamente de gusto a nada, ni a pollo ni a plumas sosas, un desastre.


 La famosa cultura  sobre el pan que tienen los franceses, aquí dejó mucho que desear ya que esta burbuja de aire no merecía el nombre de pan. Todo el tiempo que consumimos esperando aquella bazofia hizo desaparecer  las pocas sombras que había y no encontrábamos ni una sola donde "degustar aquella delicatesen”  nada recomendable. 


Proseguimos, por esta bonita ciudadela que no tiene prácticamente ni una sola calle en horizontal,  muy cansados y agobiados por el aplastante plomo derretido que el sol vertía sobre nuestros hombros  encontramos refugio sentados en los bancos de  la iglesia del pueblo, nos relajamos un poco  al fresco que proporciona el interior de sus muros, éste es su único atractivo, por fuera sin embargo es muy interesante.


A la salida localizamos una fuente con agua fresca;  el lugar mas valorado y solicitado de St-Cirq-La-Popie en aquel momento, donde nuevamente tuvimos que esperar una considerable fila de secos turistas todos  desesperados por recuperarnos de la fuerte deshidratación. A la vez que humedecimos unos pañuelos y los colocamos alrededor de nuestro cuello para mitigar la temperatura.
St. Cirq la Popie,  merece la pena visitarlo con detenimiento y tranquilidad pero como siempre,  las circunstancias mandan y nos sentimos verdaderamente cansados,  pensando sobre todo que nos queda el regreso a pié hasta la autocaravana. Poco a poco vamos descendiendo hasta el río, pero esta vez lo hacemos por la carretera, primero para tener una perspectiva distinta del pueblo pero también porque se baja con mas comodidad que por el sendero por donde habíamos subido.


 El calor sigue apretando de manera inmisericorde y cuando llegamos a la zona donde se encuentra el camping y el área que habíamos visto y en la que decidimos no detenernos,  parecía la romería del Rocío. Un inmenso trasiego de vehículos y de gente entrando y saliendo de aquella zona provocaba que el ambiente estuviese envuelto en una nube de polvo permanente que no se despejaba ni con la humedad que proporcionaba el río. Debajo de unos inmensos arboles descansamos un buen rato cogiendo fuerzas para la caminata que nos espera de regreso.
 Poco a poco nos ponemos en marcha intentando que el largo trayecto que nos queda no se convierta en una caminata insufrible, nos vamos deteniendo aquí y allá aprovechando nuevamente los sitios interesantes que sin duda tiene éste trayecto. Las esclusas y sus maniobras para subir y bajar las embarcaciones entre los distintos niveles del río, la gente pescando o sesteando junto a la rivera, pero no podemos  evitar que conforme avanzamos nos vayan abandonado las fuerzas, no viendo el final y convirtiéndose la vuelta en un trago que no habíamos buscado por haberlo calculado mal, sin duda el fuerte calor , una vez mas, nos ha condicionado completamente.

En la carretera D 662 existen varios túneles con límite de altura. 3,10 mts.

Pero todo tiene su recompensa y celebramos como nunca encontrarnos con nuestra "casita" por fin, allí esperándonos en un sitio inmejorable, son esos momentos que los disfrutas al máximo. Lo primero un buen refrigerio directamente de la nevera, recuperado el resuello, una buena ducha y vuelta al "saloncito" en la puerta de la auto a dejar pasar la tarde hasta que se haga la hora de la cena.
A las once de la noche aún permanecíamos sentados junto al río, solo con el pantalón corto,  los churretes de sudor nos  resbalaban desde el cogote  hasta la espalda. Las vacaciones, son para disfrutar y no apara ir por ahí arrastrando los pies, así pues en ése preciso momento decidimos regresar a casa . Ya tendremos otra ocasión para volver por aquí, en un año en que los termómetros no estén tan especialmente febriles y a buen seguro que en otras condiciones le sacaremos mas provecho a estos preciosos pueblecitos franceses.

SIGUIENTE DESTINO, Ya de regreso hacia casa:  ST-BERTAND-de-COMMINGES



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