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9 ene 2012

LINDERHOF: ALEMANIA Y AUSTRIA.11


Viernes 15 julio 2011

A través de frondosos bosques y sin darnos cuenta entramos en Austria. Solo la diferencia en las señales de tráfico y algún que otro detalle nos hace percatarnos de esta situación.



De repente la carretera cambia su fisonomía al estrecharse enormemente cuando nos desemboca en un inmenso lago encajonado entre altas y preciosas montañas. El Plansee. Un regalo precioso en un día precioso. Estos sitios inesperados son los que dan sal a los  viajes. Además, fue sin saberlo, un preludio de lo que posteriormente veríamos en éste nuevo país.


A lo largo de unos veinte kilómetros transcurre la carretera bordeando este enorme y tranquilo lago de origen glaciar. Solo hay que ponerle un “pero”, es muy estrecha y necesariamente hay que circular muy despacio porque todo son curvas cerradas sin visibilidad.


Violeta

Seguimos cruzando montañas y nuevamente regresamos a Deutchland. El pueblo de Linderhof prácticamente no existe de lo pequeño que es, no hay pérdida en seguir las indicaciones hacia el enorme aparcamiento de tierra topándonos en su entrada con un poste automático donde cobran 3 € para poder   acceder.


Enseguida las señales de área de servicio para autocaravanas nos llevan a las afueras del aparcamiento cruzando un puente de madera y nos sitúa en una amplia explanada de tierra, embutidos en un denso bosque de inmensas coníferas. N 47º 34’ 09’’  E 10º 57’ 13’’. Cuatro o cinco autocaravanas, tranquilidad absoluta y el río cristalino en las inmediaciones. ¿Se puede pedir más?, nos dio tiempo a dar un paseo por la entrada de los jardines que visitaremos mañana. A la vuelta solo quedaban unos franceses y nosotros, después aunque ya de noche llegaron tres o cuatro autocaravanas más.



Sábado 16 Julio 2011

Otro día que amanece con un sol primaveral, radiante y luminoso. Otra noche tranquila con el único sonido del río al fondo.


Queríamos visitar otro rasgo del legado que Luis II de Baviera ha dejado para la posteridad, envuelto  en su halo de monarca excéntrico.


Se trata de dos cuevas en donde no se le ocurrió otra cosa que decorarlas a semejanza de unas escenas de la opera Tanhausen, con un pequeño lago incluido. Siempre sorprendente el tal Luisito.


Pues bien, vamos temprano a las taquillas y resulta que hoy sábado es gratis el pase a los jardines y al palacio de Linderhof. Yo le insistí a la señora que  queríamos visitar las “cavern” (en alemán). Insistí varias veces hasta que la buena señora terminó de “ladrar” mirándome insistentemente con un sonoro “frei”, “frei” y ademanes con el brazo extendido para que pasásemos. Bueno, vale, hoy no debe haber desayunado convenientemente y tiene un rictus amargo que es capaz de poner derecho hasta Cuasimodo.



Entramos al parque y nuevamente nos acordamos de Ludwing II porque realmente este tipo tuvo que nacer de pié. Dudamos mucho de la imagen que nos ha dejado la historia sobre la supuesta locura de  éste personaje. Creemos mas bien, que cumplió el anhelo que Salvador Dalí comentó en alguna ocasión: " Moriré de un ataque de satisssfacccción ".
Aprovechando toda la ladera montañosa, ya de ensueño ella misma, supo ir colocando pequeños caprichos aquí y allá, por ejemplo, cerca de la entrada se encuentra un pequeño palacete que por fuera no es especialmente llamativo (si no fuese por el paisaje que le rodea) y a pesar de estar cerrado a las visitas,  nos pudimos asomar a una especie de hall, desde donde se ve a través de unas generosas cristaleras todo su interior. Los caprichos de un rey caprichoso. Una inevitable expresión sale de nuestras gargantas, mitad sorpresa, mitad admiración al contemplar la pequeña estancia donde parece que quisieron, sus constructores, resumir todo el arte decorativo de lo que los árabes fueron capaces de diseñar y que por aquel entonces debía ser el no va más de la expresión en belleza exótica.



Continúa el camino a través de estos jardines construidos aprovechando con enorme acierto el entorno natural. Cisnes en un lago alimentado por el río que baja de las montañas cercanas. Espacios abiertos tapizados de prados tan perfectos que parecen inmensas mesas de billar en medio del bosque.
El camino sube sin cesar cuando nos topamos con el palacio. No es muy grande pero refleja el extremo cuidado y gusto que tuvieron a la hora de construirlo. Por detrás, y aprovechando otro río, construyeron una serie de pequeñas cascadas en escalera hasta una especie de fuente enorme, nos recordaba  alguna de las muchas que hay en los jardines de La Granja de Segovia, todo simétrico, todo perfectamente calculado para acrecentar la belleza del lugar.




Seguimos paseando por los jardines y evitamos las consabidas filas y turnos de espera para visitar el interior del palacete. El camino sube por fuertes rampas pero entre pérgolas de rosales.



Cuando llegamos a la boca de la cueva nos toca esperar porque se visita por turnos. Menos mal que aquí no había casi nadie esperando. Un pequeño descanso a la sombra porque  el calor comienza a apretar con fuerza. Cuando abren la puerta y nos disponemos a pasar, el amable joven de la entrada, para nuestra sorpresa, nos pide los tickets. ¿Cómooooo?, ¿las entradas?, pero si me han dicho casi regañándome que hoy era libre. Entrada libre, “ frei, frei “. El muchacho comprendió la situación, pero claro, había que pagar la entrada y el problema es que solo se podían abonar en las taquillas de la entrada principal al recinto, allá abajo, a tomar por saco, donde Cristo perdió el gorro. Flor le insistió con vehemencia aún sabiendo que no conseguiríamos nada, que la culpa había sido de la señora, que a ver si adoptan otra actitud con los turistas que no entendamos su demoníaco idioma. Sabíamos que era el recurso de la pataleta y que nos íbamos a quedar sin ver las famosas cuevas que tanto nos apetecía conocer.

Como no pudimos entrar recurrimos esta foto de Wikipedia.
Terminamos de recorrer todos los jardines y ciertamente contrariados volvimos lentamente a la autocaravana. Al pasar por las taquillas había unas colas kilométricas. Flor no quería quedarse con las ganas de decirle “cuatro palabras” aunque no la entendieran, pero no era cosa de perder toda la mañana.  Bueno, mas se perdió en Cuba.




 Nos vamos. A pesar de estas pequeñas contrariedades que se producen en los viajes largos, nos sentimos pletóricos, es una de las maravillas de viajar en autocaravana, de alguna manera somos dueños de nuestros pasos. Al final todo queda en pequeñas anécdotas. Luce un sol magnífico, nos movemos por lugares de ensueño..... ¡carretera y manta!

Nuestro próximo destino está muy cerquita: Ettal.


Si te ha gustado esta entrada y la información que incluimos te ha sido útil..... agradecería tu g +1
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2 comentarios:

Miguel dijo...

Muy buen blog, gracias por compartir fotos y experiencia. Saludos.

elviajerosinprisa dijo...

Muy amable Miguel por tu comentario y por tu visita.
Seguimos en ello todo lo que podemos que siempre se nos antoja muy poco, aunque disfrutamos de lo lindo, preparándolo y relatándolo después.
Gracias de nuevo y un saludo.

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