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2 dic 2014

UN MES POR LA TOSCANA II. Costa de Liguria y Lucca



LUNES 12 Mayo 2014
Amanece soleado y con una temperatura magnifica, tal y como va a ser la tónica general de esta salida. Es la maravillosa ventaja de poder elegir la época para ir de viaje.

La luz del Sol mañanero nos descubre el precioso paisaje que rodea a esta pequeña localidad francesa. Hemos llegado a las estribaciones de los Alpes y en estas fechas tempranas de la primavera todavía hay gran cantidad de nieve en sus cumbres.


Salimos del área buscando algún supermercado para repostar puesto que el siguiente pueblo ya estaremos en Italia y el precio del gasoil sabemos que esta por las nubes. Nos cuesta un poco localizar la ubicación de un Carrefour que vimos anunciado en las rotondas pero efectivamente allí estaba, un poco escondido, pero lo cazamos como sagaces viajeros. Una gasolinera muy cutre y de auto-servicio pagando exclusivamente con tarjetas bancarias. El precio estaba a 1,28 €/litro, lo llenamos  hasta la boquilla porque intuimos que  no encontraríamos precios así hasta casi un mes mas tarde.

Subida por el Col de Larche 

Bien pues salimos de Barcelonnette y comenzamos a subir el Col de Larche cruzándonos constantemente con camiones de gran tonelaje lo que nos confirma definitivamente la apreciación de Alpebret en Ac Pasión sobre esta ruta que la utilizan gran cantidad de profesionales de la carretera para evitarse cruzar la costa azul francesa y el paso a Italia por Ventimiglia hasta Génova y su terrorífica autopista de peaje con aquella típica configuración de túneles y viaductos en una sucesión interminable. Por aquí tenemos el aliciente de un paisaje de montañas deslumbrantes. La subida para las autocaravanas es cómoda y se hace sin problemas.


En un momento determinado nos detenemos porque hay obras; son momentos de relax. Parece que nos detenemos demasiado tiempo pero nadie dice nada. La gente sale de sus vehículos a disfrutar del sol y del aire puro de las alturas.
Un poquito mas arriba y justo cuando se llega a lo mas alto del puerto, esta la frontera con Italia.
Ya estamos aquí después de mas de treinta años que visitamos Venecia en unas circunstancias muy distintas; mucho mas jóvenes,  con una canadiense y con el dinero contado…….en eso no ha cambiado mucho la situación :)

Donde el Col de Larche se convierte en el Colle della Maddalena 

El descenso por la vertiente italiana es algo mas pronunciado y con peor asfalto. Transcurrimos ahora por el llamado Colle della Maddalena, espectacular y bellísimo, mítico  para los aficionados al ciclismo y muy especialmente al Giro de Italia. En una de sus innumerables revueltas, siempre numeradas, reproducen a gran tamaño una enorme fotografía del legendario corredor transalpino Fausto Coppi subiendo por esta endiablada carretera, en aquel entonces, con el firme de tierra…. “Supermanes” sobre dos ruedas.


Vamos haciendo los primeros kilómetros por Italia siempre cuesta abajo y muy tranquilos, casi sin circulación. Esto nos permite disfrutar del precioso paisaje por el que nos movemos y podemos fijarnos, en un tramo donde la carretera se encajona mucho entre grades paredones, en unos orificios que a intervalos regulares descubrimos sobre una de las laderas. Cuando nos fijamos más detenidamente, nos damos cuenta que se trata de “troneras” o "casamatas” estratégicamente situadas en este estrechamiento de la montaña, muy posiblemente de la época de la Primera Guerra Mundial.

Colle della Maddalena

Seguimos culebreando cuesta abajo de forma constante cuando al llegar a la altura de Pietrapozio (seguimos en la carretera SS-21) observamos a nuestra derecha varias autocaravanas estacionadas en lo que desde lejos parecía un parking o un área. Nos metimos a conocerlo y resultó ser un área exclusiva para autocaravanas, gratuita y con todos los servicios a excepción de conexión eléctrica. N 44º 20’ 55” E 07º 01’ 05”. Fue el primer área que veíamos en Italia;, aunque no había ninguna señal en la entrada que  indicase  autocaravanas. Nos gusto muchísimo por su amplitud, su buena estructura, el entorno precioso, los servicios completos y gratuitos, y como era la hora española de comer, nos quedamos allí. Un descanso ideal en las afueras de la auto con nuestras sillas y mesa, tal y como estaban el resto de usuarios. El sonido del viento alpino y algún camión que subía por el puerto, de tarde en tarde, era los únicos que se dejaban oír. Un área de las que dan envidia.

Recuerdo a la leyenda del ciclismo, FAUSTO COPPI

Hoy queremos llegar lo más cercano posible de Génova y para ello todavía nos queda una buena tirada. Pasamos por Cuneo, en pleno Piamonte, con un tráfico endiablado de mercancías en camiones.
 Las carreteras en esta primera parte de nuestro deambular por Italia las encontramos bastante deterioradas, abandonadas, con el asfalto arrugado, fruto de soportar mil calores veraniegos, y descarnadas, es decir, faltando buenos trozos de asfalto. Todavía no sabíamos que íbamos a estar un mes entero con este tipo de carreteras. En un momento determinado cruzamos por un pueblo que se llama Mondovi y aquí si vimos la señal internacional de un área de servicios para Ac, al mismo tiempo también me aparecía el icono de área en el navegador, esto promete  pensamos, pero era temprano y preferimos seguir la ruta para acercarnos a la costa lo mas posible.

Area de servicios preciosa y tranquila (5€ en 2016),  bajando por esta misma carretera en Pietrapozio 

Nos sorprendimos agradablemente en el siguiente pueblo, Vicoforte (SS-28), al contemplar el primer ejemplo del ingente patrimonio monumental que atesora Italia, fue como una pequeña muestra de lo que nos aguardaba. Se trataba en este caso de una iglesia con una impresionante cúpula ovalada que se dibujaba en el perfil del cielo; resultó ser el Monasterio y Santuario de Vicoforte;  tal impacto nos causó que, ya fuera del pueblo, decidimos dar la vuelta y no perdernos estas sorpresas que a veces te encuentras por la carretera. Pasamos un túnel y a la vuelta, saliendo de él, el espectáculo fue francamente impresionante, nos lo encontramos de frente y con el sol detrás.

Impresionante aparición a la salida de un túnel

 Pudimos aparcar muy cerca en una calle tranquila. N 44º 21’ 46” E 07º 51’ 51” aunque luego, caminando, nos dimos cuenta que se puede aparcar hasta en la mismísima entrada. La siguiente sorpresa es que el acceso era libre, y, además, no había nadie. (Quizás por eso, ¿si estuviésemos en Firenze?).
Un exuberante barroco adorna, más allá del retablo, columnas, paredes, el coro, los púlpitos, pero sobre todo en el decorado de la cúpula que al ser ovalada, genera un inmenso espacio central y con mucha iluminación. Este espacio tan inmenso estaba ocupado por el altar mayor.

Santuario de Vicaforte
Un pequeño y agradable paseo por el exterior nos sirve también para descansar algo del kilometraje, que hoy también lo estamos dedicando para acercarnos lo más posible a La Toscana, por eso enseguida reemprendemos la marcha.
Dada la hora que llevamos hemos elegido un área que se encuentra cerca de Vado Ligure, ya en la costa y cerca de Génova, información que nos habían facilitado Renzo y Ana en Arlés y que tan buen servicio nos ha hecho. Esta zona de la carretera desciende abruptamente hasta la línea de costa entre multitud de pequeñas localidades y sus polígonos industriales, que siendo ya de noche, da un aspecto abandonado y algo cutre.


Llegados a Vado Ligure, el TomTom nos dirige a lo largo de unas avenidas adoquinadas junto al puerto con su inevitable ambiente canalla, no obstante llegamos apacible y tranquilamente al destino. Mira por donde resulta que junto al área, que es de pago a 12€ la noche, hay una calle donde se encontraban tres autocaravanas y allí nos metemos creyendo en un principio, que ésa era el área. El estacionamiento era un poco “al bies” con la culera hacia una pared y mientras hacíamos la maniobra, marcha atrás, el italiano que teníamos más cerca, salió para ayudarnos, y como es de rigor en estos casos, enseguida se produjo la oportuna conversación. En este caso no eran muy parlanchines aunque sí amables.

Lugar de pernocta en Vado Ligure. Los arboles de la derecha delimitan el área de pago.

Resumiendo; esta calle junto al área, tiene autorizada la pernocta para las autocaravanas gratuitamente durante no más de 24 horas. Está pensada para casos como el nuestro de esta noche en el que no necesitamos las infraestructuras de un área, solo un sitio tranquilo y seguro para pasar la noche. Resultó todo un acierto porque, efectivamente, estuvimos muy tranquilos, descansado a gusto y sin ninguna sensación de intranquilidad, los otros vecinos tuvieron toda la noche bicicletas sin atarlas , sillas y mesas, apoyadas en las autos sin recogerlas.

Esto, fijáos bien, no es algo inusual en Italia, de hecho mas abajo veréis otro ejemplo de los muchos que presenciamos.


MARTES 13 Mayo 2014

Como mandan los cánones del buen viajero, nos despertamos temprano pero con sosiego. Damos tiempo a que el café haga efecto y dejamos entrar las primeras luces del Mediterráneo por las ventanas. Otra máxima de los buenos viajeros y que solo se aprende con la práctica es que con muy poco trasiego en el interior, rápidamente y sin esfuerzos nos ponemos en orden de partida. ( ya  se, ya se …vamos solos, sin niños; aquella etapa ya la pasamos hace años…)

Como veréis en esta otra ocasión, este tipo se hacía visible solamente a la salida del túnel; no llevaba ni una sola luz que indicara su presencia a los demás conductores, Jamás hemos visto otra cosa igual, se ponen los pelos de punta al pensar la suerte que tenia él y nosotros de no haberle atropellado.

Segundo día por Italia y también vamos a dedicarlo, básicamente para acercarnos a la Toscana, es decir, circular y circular, ya tendremos tiempo de cansarnos con grandes caminatas.
Estamos en la costa y vamos a continuar bordeando el litoral. Esta parte de La Liguria es endiabladamente accidentada y si además le sumamos que está todo construido, prácticamente sin interrupción, hasta el punto que nunca sabes cuando entras o sales de los pueblecitos, se convierte en un trayecto que hay que tomárselo con mucha calma y paciencia, dispuestos a disfrutar de lo que vayamos descubriendo; además porque no queda otra.

Génova

El primer gran escollo es atravesar Génova por la “carretera general,” se hace durante todo el tiempo junto al mar, por lo tanto, cruzamos el puerto. Es la primera gran ciudad italiana por donde vamos a transitar y verdaderamente se convierte en toda una experiencia hacerlo con una autocaravana.
Todos los tópicos sobre Italia salen a nuestro paso. Atascos, aglomeraciones, retenciones caóticas y ruidosas. Parece que se impone el “sálvese el que pueda” aunque también en estas situaciones sacan a relucir su forma de conducir. Es decir, se te cruzan por delante,  invaden el carril por donde tu vas perfectamente situado, te van echando fuera de ése carril que no quieres abandonar, pero, con suma elegancia, hasta con cierta cortesía, gesticulando mucho, con los brazos fuera de las ventanillas, indicando a todo el mundo las intenciones que llevan, por donde van a girar o por done se van a meter te pongas como te pongas, y continúan gesticulando para suavizar posibles situaciones tensas, aquí no pasa nada, es como decir, estamos por encima de esta organización del tráfico tan desastrosa. Nos parece oírles decir; no te sulfures, amigo conductor, si al final vamos a pasar todos, ¡ pero eso sí!¡yo primero!.

Galeón en el puerto

Cuando llegamos a la zona del puerto se suman las sirenas de ambulancias por una parte con un tono tres veces superior al que estamos acostumbrados en España, imposible de no escuchar, policías por otra; tenemos la sensación de que han salido a darnos la bienvenida.
Todos bien apretados, todos en amable compañía, avanzamos muy lentamente dándonos tiempo a contemplar  las peculiaridades que tanto nos gusta observar. Como por ejemplo los policías. Los primeros que vemos cumplir a la perfección el “protocolo” italiano. Uniformes impolutos, botas de cuero que brillan mas que la multitud de horas de trabajo que llevan encima para dejarlas así de relucientes, las casacas o guerreras de un azul marino casi negro, por lo tanto “elegantísimo” contrastan con fuerza con esas bandoleras blancas que cruzan en diagonal de arriba abajo y que de tanto brillo que tienen parece que son de plástico barato, sacadas de cualquier tienda de chinos, y por último, como para rematar la “escultura etrusca” esas típicas gorras de plato con el frontal tan elevado como queriendo asemejarse a los frontispicios romanos, aunque no puedo evitar, que al observarles, me den un tufillo cuasi-fascistoide, reminiscencias de otros tiempos que ahí han quedado.

Costa de Liguria

Quizás sea todo más sencillo. Con esas gorras de plato, es evidente, que se eleva físicamente la talla media del policía latino, tan necesario para ayudar a imponer la autoridad en estos países del Mediterráneo tan proclives como somos a ejercer la indisciplina social como seña de identidad, profundamente arraigada en nuestros genes.


Cuantas cábalas nos da tiempo a pensar  mientras seguimos cruzando Génova. Una cosa es evidente; quien quiera conocer Italia un poquito mas intensamente tiene que circular por estas carreteras, pero quien lleve el tiempo justo de los días contados de vacaciones estivales, tiene que huir de estos parajes y meterse en las anodinas e insulsas autopistas que aquí son todas de peaje.


Intuimos que ya hemos salido de Génova cuando la calzada, que sigue junto al mar transcurre a través de multitud de villas elegantes y pequeños núcleos de población a lo largo de la abrupta orografía. En el fondo de barrancos junto al mar con minúsculos puertos deportivos, también con sus minúsculos aparcamientos como si estuviesen doblados, todo en una permanente sucesión de subidas y bajadas. La calzada sigue siendo muy estrecha y en ningún momento hemos circulado más de cincuenta metros ni en llano ni en línea recta. Solo para los buenos aficionados a la circulación.


No son muchos kilómetros pero sin darnos cuenta hemos echado toda la mañana, hasta el punto que notamos una bajada en la afluencia de la circulación. Percibimos que a los italianos se les ha hecho la hora de comer y por eso ahora marchamos con mas fluidez. Sin embargo el problema es que no vemos ningún sitio donde detenernos, ya no para comer tranquilamente, sino ni siquiera para poder estirar las piernas y hacer algunas fotos, así que como casi siempre las fotos en ruta están hechas en marcha por la copiloto.

Area de Lucca

Desde la hora del desayuno no hemos parado y ya son las dos y media de la tarde cuando de repente se produce casi un milagro; llegamos a Lavagna y delante nuestro se extiende, hasta donde se pierde la vista, una avenida en línea recta y de un llano al que ya no estábamos acostumbrados, pero además allí mismo y junto al mar, un enorme aparcamiento. Aquí nos metemos sin dudarlo ni un segundo, un sitio perfecto para descansar y comer con tranquilidad.


N 44º 18’ 12” E 09º 21’ 10”. Después nos fijamos que tenía unos parquímetros pero solo funcionaba el sistema de pago a partir de Junio. ¡Vivan los privilegios de la edad! que nos permite viajar fuera de temporada.

La original torre Guinigi.

Comemos y descansamos muy a gusto pero no demoramos la continuación de la ruta.
A partir de éste punto la carretera se dirige al interior para evitar la zona del parque natural de “Cinque Terre” que en un principio no tenemos previsto visitar ahora, sino a la vuelta si la hacíamos por aquí. En cuanto abandonamos la línea de la costa subiendo por frondosos bosques hasta el paso del Bracco, nos descargó una fortísima tormenta tan típica del Mediterráneo cuando ha picado fuerte el Sol por la mañana…. Es peor que un “nublao”, así estaba el cielo ahora por la tarde.

La plaza del Anfiteatro a la que se accede únicamente a través de cuatro grandes portalones.

Cuando la carretera regresa a la zona costera lo hace por Carrara y Massa, nos permite contemplar, a nuestra izquierda, las espectaculares estribaciones de los llamados Alpes Apuanos, que no son más que la continuación  de la extensa cordillera de los Apeninos, desde aquí se pueden observar las descarnadas hendiduras en blanco que se han originado a lo largo de los siglos por la extracción del famoso mármol de Carrara. Por fín llegamos a Lucca alrededor de las siete de la tarde.


Antes de llegar al área nos detenemos en un L’dl para comprar algunas vituallas. Esta área se parece más a un camping que a un área típica de las que estamos acostumbrados. N 43º 51' 00" E 10º 29' 09". Primero el precio, 25€/24 horas. Eso sí, todos los servicios. Parcelas individuales delimitadas por setos de arizónicas, pero además con una pequeña calzada en un lateral de la parcela donde se deben colocar los neumáticos, supongo que para evitar la degradación del terrero de tierra con los pesos elevados de muchas Acs. Luz, duchas, lavaderos, wifi, etc, etc,.

Catedral de Lucca.

Nos encontramos con dos contrariedades, la red wi-fi, hoy, no funcionaba por no sé qué problema puntual, esto lo sufriremos en mas de una ocasión. No sé porque me da la sensación de que el “problema puntual” es simplemente que venden humo …;)  En cuanto al tema de la conexión, pues resulta que había leído en muchos relatos, que en la mayoría de las áreas y camping de Italia los enchufes son como en España, es decir, de dos agujeros,…. pues la primera en la frente, aquí no, aquí son como en Alemania, Austria, etc, tres agujeros bien hermosos. El recepcionista, no muy agradable por cierto, no disponía de ningún acople de los que suelen prestar o alquilar a los turistas que no disponen de sus conexiones, como si hacen en multitud de sitios por toda Europa, por lo tanto 25€ sin wi-fi y sin luz  ¡¡  Porca miseria  !!


A pesar de estos imprevistos, estamos contentos, hemos llegado al inicio real de la visita por La Toscana. Hasta aquí desde la noche anterior solo han sido 244 kilómetros pero nos ha llevado todo el día y de manera muy intensa. A nosotros nos ha merecido la pena porque hemos conseguido capturar “mucha Italia” en las retinas.

La piazza Napoleone.

MIERCOLES 14 Mayo 2014

Salimos caminando hacia el centro de Lucca. Una vez más, tenemos la valiosa ventaja de disponer de un plano de la ciudad traída desde Madrid y desde esta área serán unos veinte minutos. Aun así nos sentimos algo desorientados y decidimos preguntar a los lugareños, ejercicio éste que nos ha permitido a lo largo de todo el viaje, comprobar de propia mano la amabilidad y cortesía de ésta gente. Íbamos buscado la puerta de entrada más cercana al área del recinto amurallado que supone el centro histórico de Lucca, la puerta de Santa Anna o de Vitorio Emanuele.


Preguntamos al primer transeúnte con el que nos cruzamos y rápidamente nos emplaza a que acompañemos a una señora que iba en esa dirección. No solo no le importó a la amable señora que la acompañásemos sino que nos explicaba algunos pormenores de las murallas, pero nada, a pesar de que le decíamos que hablase mas despacio poco a poco se iba lanzando y  la costumbre de hablar tan rápido de esta gente, por desgracia para nosotros, no conseguíamos entenderle absolutamente nada, lástima porque cuando hablan un poquito “piano” se les entiende muy bien.


Llegamos por fin a esta puerta abierta en la enorme muralla que delimita el centro histórico de Lucca. Una zona muy monumental a lo largo de espacios amplísimos adornados con jardines muy bien cuidados.
Nada mas cruzar la puerta de Santa Anna vemos las indicaciones de la oficina de turismo en una zona que es como otro jardín también muy amplio y despejado antes de que entrásemos por las entramadas callejuelas. A pesar de estar todo muy cuidado sentimos que se nos echan encima los milenios de estas calles. Es inevitable, allí están desde entonces. El Medievo aparece por todas partes a pesar de la profusión de establecimientos modernos destinados a nosotros, los turistas, pero con el acierto de no hacerlos desentonar con el entorno.

Chiesa de San Michele in Foro.

Es la primera ocasión que tenemos de pasear codo con codo con los italianos a través de sus calles y allí les vemos, ellos y ellas, bellos y bellas. Pues sí, es verdad lo que siempre se ha dicho; se esfuerzan en el estilo, en la imagen, no bajan a la calle con cualquier cosa aunque solo sea para comprar el pan.
Caminando con esa buena compañía nos topamos con la plaza San Michele y su iglesia del mismo nombre, el primer ejemplo esplendido del gótico italiano con el que nos topamos. El mármol blanco de sus fachadas y las filigranas en las columnas y ventanales, que son las señas de identidad del Renacimiento italiano, nos produce la primera exclamación de admiración y nos deja clavados en medio de la calle empedrada durante un buen rato, hasta que nos damos cuenta, riéndonos, que no es necesario y si una tontería, estar los dos en esa esquina haciendo la misma foto ciento de veces repetida. De allí no se va a mover.


Verdaderamente es espectacular, precioso y muy especial. Estamos acostumbrados a ver reportajes sobre Italia y su patrimonio monumental, pero cuando se tiene la oportunidad de doblar una esquina y encontrártelo frente a ti… pues eso, hay que venir, hay que verlo en vivo y en directo.


El día acompaña con una temperatura estupenda para ir de paseo pero además es que hay una luz muy especial que embellece aun mas todos estos históricos lugares.
En un miércoles del mes de Mayo no hay las aglomeraciones típicas de las que existen en Julio o Agosto, los que mas se dejan notar son los colegios y sus filas ruidosas propias de la edad que hacen que quienes les van enseñando las maravillas que tienen delante, tengan que forzar la voz hasta extremos que nos hace recordar que estamos en la ciudad natal Giacomo Puccini.


La entrada a la “Chiesa de San Michele in Foro” es gratuita (esto lo tenemos muy en cuenta porque parece ser que la avaricia, creo recordar que es un pecado capital, de la iglesia, parece que  corresponde especialmente a nuestro  país)

Dan ganas de quedarse a vivir aquí.

Hemos estado bastante tiempo en la plaza San Michele y ahora continuamos hacia la Basílica de S. Frediano haciendo un recorrido en circulo siguiendo la lógica que observamos en el plano y que nos permitirá pasar por los sitios mas interesantes.
Pero lo primero que hacemos es entrar en una "tratorí­a" y probar unos bocatas que tenían muy buena pinta.
Este bocata iba a ser solo un "tentempié" pero resultó ser tan generoso que nos sirvió para no tener que volver a la autocaravana para comer.
Con muy poca gente y una temperatura tan agradable como la que disfrutábamos hoy, resulta todo un lujo caminar lentamente por las estrechas callejuelas medievales. Desde la basílica, que estaba cerrada, bajamos en un corto trayecto hasta  la original plaza del anfiteatro, tranquila y preciosa. Nos dio la sensación que se trataba de una especie de "corrala"vecinal del medievo, pero lógicamente al estilo toscano.
Seguimos el recorrido junto a la torre Guinigi y su original penacho arbóreo, mas iglesias y edificios hasta que desembocamos en la plaza San Giovanni junto a la Catedral, otro ejemplo precioso del gótico italiano aquí en La Toscana, pero no menos llamativo son todos los edificios que rodean a estos monumentos emblemáticos, construcciones civiles y oficiales rivalizan con el "imperio religioso" en majestuosidad y belleza. Hemos empezado a comprender lo que en tono humorístico decían unos amigos después de un viaje por este país. Que se vuelve con "artritis" de tanto arte que hay por todas partes.


Llegaron los del "Prontosocorro", se llevaron al herido y 20 minutos después ahí seguía la moto en medio de la calzada.
Volvemos por la Plaza de San Michelle para desandar el camino hasta el área, y mira por donde, más fotos de la iglesia, porque ahora la luz es completamente diferente, hay nubes en el cielo y adornan y embellecen aún más, si cabe, el espectáculo de estas plazas. Es inagotable.
Al salir del recinto medieval y caminar por las calles de los barrios actuales, asistimos a un detalle de la forma de ser de los italianos, que no conseguimos entender.
Nos adelanta, por donde caminamos, una veloz ambulancia hasta el lugar del accidente mucho mas adelante de por donde íbamos y después de realizar las actuaciones pertinentes con el herido se lo llevan igual de veloces. Cuando nosotros llegamos, allí sigue una moto tirada en medio de la calzada sin que nadie, aparentemente, se atreva a tocarla, ni siquiera para que no entorpezca el tráfico. Entre unas cosas y otras, sí que estuvimos allí mas de veinte minutos y ningún policía ni agente de la autoridad apareció. La moto allí tirada, los coches sorteándola, y la gente que pasaba, como nosotros, haciendo fotos, sin más.
Llegamos al área a una hora ideal para dar el gran salto del viaje. La meta cumbre de nuestro viaje. Florencia está muy cerca y parece que nos llama sin cesar. 
Nos vamos a la capital de La Toscana, a la capital del Renacimiento. ¿Nos gustará tanto como deseamos?.

SIGUIENTE DESTINO: ............ FLORENCIA.


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