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24 nov 2010

NORMANDÍA Y LA BRETAÑA (3) HONFLEUR

HONFLEUR: NORMANDÍA Y LA BRETAÑA (3)
Sábado 14 agosto 2010



  Salimos sin problemas a eso de las 10:20 h. con el buen sabor de boca que nos ha dejado Étretat e ilusionados pensando que no hemos hecho mas que empezar las vacaciones y, sin embargo, cuanto nos queda por descubrir. Que fantástica sensación.

  Nos dirigimos a visitar Honfleur al otro lado de El Havre, en la desembocadura del Sena. Por referencias de otros autocaravanistas reflejadas en sus blogs, merecía la pena echar un vistazo. Trayecto no muy largo y placentero aunque empezó a llover con insistencia que se convirtió en un autentico diluvio cuando llegamos al puente de Normandía. ( 5 € el peaje )



Espectacular obra de ingeniería y que con la lluvia sobre el enorme estuario de la desembocadura del Sena ofrecía un maravilloso espectáculo.        La luz velada sobre los arenales de la bajamar, la inmensidad de ésta desembocadura con el mar al fondo...adivinándose, porque no se veía. Impactante.



  La llegada al área fue toda una sorpresa. ( N 49º 25’ 134’’- W 0º 14.608’ ) Cientos de autocaravanas, no sabría decir cuantas, un autentico espectáculo ver cuanta gente comparte la misma afición. Otra vez es inevitable seguir comparando con lo que hay por nuestra tierra. Ya desde los primeros kilómetros por Francia nos sorprendió la enorme cantidad de autocaravanas que circulan por éste país y que a pesar de ser un tema sabido por todos, no deja de sorprenderte cuando lo ves tú mismo.


Empiezas saludando ostensiblemente, porque todos te saludan, levantas los brazos, Flor también saluda y además con una amplia sonrisa, pero cuando llevas mas de mil quinientos  kilómetros, tanto ellos como nosotros, ya solo levantas los dedos del volante.

  Entramos en el área y nos colocamos sin problemas, cosa que a última hora del día, resultaba difícil a pesar de la enorme extensión. Llovía sin parar y me fui al poste de entrada para abonar la estancia, 9 €/ 24 h. con todos los servicios y una vez más, fue todo un dilema. Con el paraguas en la mano investigando la manera de pagar. Solo me funcionó con monedas y según el resguardo éramos la autocaravana número 227 que había entrado y solo eran las 12 del mediodía. Sin agobios de ningún tipo y con espacio suficiente, ya bien instalados, me dispuse a intentar conectar el cable de la luz. Hubiese sido la primera vez que nos enchufamos pero gracias a la intensísima lluvia opté por mirar primero el borne antes de sacar todo el cable, comprobando decepcionado que tenía tres agujeros y nosotros llevábamos un enchufe con dos “machos” y con un agujero para recibir el que se supone que tenían todos los bornes franceses. Así lo habíamos entendido en foros y en distintos blogs. Vaya decepción. Pensar que estaríamos todas las vacaciones sin poder enchufarnos, y el problema no era  por la luz, sino la tranquilidad de poder, por las noches, conectar el portátil, descargar las fotos, recargar todos los aparatos, poner la tele y el vídeo, etc. Intentaríamos en alguna ferretería comprar algún acople que nos sirviese. Pero era sábado. Pasamos página y refugiados en la auto nos pusimos a comer “disfrutando” del enorme chaparrón que aumentaba en intensidad y violencia, dándonos incluso tiempo a relajarnos con una ligera siesta.


  Pero no estábamos dispuestos a quedarnos toda la tarde encerrados y nos dispusimos a salir y comprobar que el equipamiento que habíamos preparado para los casos de lluvia era el idóneo y mira por donde, una vez que salimos pertrechados para defendernos del diluvio, empezó a clarear de tal forma que cuando llegamos al centro del pueblo, que no está lejos del área, empezó a lucir el Sol, tímidamente al principio y con fuerza poco después. La primera visita fue a la Oficina de turismo y como casi en toda Francia no había nada en Español, pero además tampoco lo hablan. Por lo menos nos sirvió para tener un pequeño plano y con él comenzamos a visitar ésta ciudad que nos empezó a encantar nada mas salir de la oficina turística. El Sol, ahora, brillaba con fuerza y motivó que la ciudad se llenase de un gentío inmenso que inundó súbitamente las calles. Lo primero que nos llamó la atención fue un pequeño puerto que se adentra en la ciudad y como si de una plaza de pueblo se tratase, bullía de gente, ofreciendo un contraste precioso entre las antiguas fachadas y las velas de los barcos allí amarrados.


  Paseamos por las estrechas calles aún mojadas, los adoquines brillaban intensamente, disfrutamos de sus singulares arquitecturas  y nos percatamos de la enorme cantidad de galerías de arte existentes. En Honfleur nació y desarrolló parte de su obra uno de los impresionistas franceses mas influyentes, Eugene Boudin  y que por supuesto tiene su museo. Viendo la hora de apertura y cierre decidimos visitarlo por la mañana.



  Habíamos oído hablar de una Iglesia de madera y enseguida la reconocimos cuando nos topamos con ella. Absolutamente singular y completamente diferente a todo lo que conocemos en cuanto a construcciones religiosas. Todo de madera, la fachada, el interior, las columnas. Mas ancha que alta en contraposición a tanto gótico como hay por aquí. La construyeron los carpinteros que fabricaban los barcos por estas zonas. Desde el exterior se reconocen cuadros conocidos de impresionistas. 



  De vuelta hacia el puerto interior nos sentamos junto a los barcos y decidimos probar unos creps de chocolate para ver que tal eran estos famosos postres franceses y mira por donde nos recordaron enormemente a los frisuelos asturianos, hasta el punto de pensar que se hacen exactamente igual. Eso no quita para nos supiesen a gloria a pesar de lo pringados que nos pusimos. Que agradable sorpresa nos supuso descubrir Honfleur, otro regalo de éste precioso país.
   De vuelta al área, la encontramos completamente llena, increíblemente llena, una buena cena, arreglamos las fotos en el portátil y a descansar con total placidez. 

DOMINGO 15 DE AGOSTO


  Amanece lluvioso. Honfleur está diferente con el día gris mostrando su aspecto mas habitual en contraposición a la tarde soleada que disfrutamos ayer. Normandia es así. No se concibe esta tierra sin la lluvia pausada tipo “txirimiri”. 


  Nos dirigimos al museo de Eugene Boudin.  Muy recomendable porque no solamente existe una amplísima muestra de las obras de los mas importantes impresionistas franceses del siglo xix ( El mencionado Boudin, Claude Monet, Gustave Courbet, Alexandre Dubourg, y una decena mas de otros artistas, amigos y alumnos que en Honfleur desarrollaron lo que posteriormente se ha conocido como el Impresionismo y que para aquella época era toda una revolución pictórica ) sino que a demás se ofrece un amplísimo muestrario de escenas cotidianas de la Normandía de aquel tiempo, siglos XVIII y XIX, con toda clase de vestimentas y utensilios cotidianos de los hogares normandos así como de la enorme pujanza que en aquella época tuvo la industria naval. Como digo muy interesante. 



  A la salida, continuamos recorriendo las callejuelas mas escondidas y tranquilas, antiguos edificios, casi medievales pero muy bien conservados, observando la ingente cantidad de salas de arte que a la sombra de los impresionistas han proliferado en esta zona. Que bien saben vender lo suyo estos “gabachos”.


  Comimos en la “auto” y dispuestos a continuar viaje, vaciamos y llenamos sin ningún problema ya que el día anterior hice un acople en la manguera a la vista de cómo era el diámetro de los bornes para cargar agua con su rosca y todo, aunque tuve que cortar parte del acople que traía de origen. Invento que en otros sitios no me sirvió.

                                                 Siguiente destino..... PUENTE PEGASUS



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